En el mundo empresarial, hay algo más peligroso que la competencia externa: la interna. Ese comercial estrella que todos envidian. El que lo vende todo. El que “tiene don de gentes”. El que lleva años salvando los números del trimestre.
Hasta que un día… se va.
Y al mes siguiente, te enteras de que ha montado su propia empresa. Que ha contactado a tus mejores clientes. Que ha replicado tu sistema (si es que tenías alguno). Y que ahora compite contigo… usando tu mismo argumentario comercial.
Pasa más de lo que imaginas. Y casi siempre tiene el mismo origen: no hay control real sobre la información comercial.
Muchas pymes y directivos cometen el error de delegar la gestión de clientes en las personas, no en los sistemas. Confiar en el instinto del comercial. En su agenda personal. En los WhatsApps que envía. En las visitas que no deja registradas en ningún sitio.
Mientras todo va bien, nadie se preocupa. Pero cuando esa persona decide irse, o peor, traicionarte, te quedas completamente expuesto.
Y lo peor: él sí.
Muchos empresarios creen que tener una base de datos en Excel o en su correo es suficiente. Pero la verdad es que, sin un sistema profesional, estás simplemente esperando a que alguien más decida cuándo y cómo sabotearte.
Un buen CRM no es una herramienta de control. Es un seguro contra la pérdida de memoria empresarial.
Lo que distingue a las empresas que sobreviven de las que quiebran no es el talento. Es el sistema.
Con un CRM sencillo:
Ya no dependes de que tu comercial “te lo cuente”. Porque ya no necesitas que lo haga. El sistema lo cuenta todo por él.
No se trata de desconfiar. Se trata de prevenir.
Los comerciales brillantes saben que el poder está en la información. Si tú no les das un sistema para canalizarla, ellos crearán el suyo propio. Y lo usarán para su beneficio.
¿Y sabes qué es lo peor?
Que muchos lo hacen sin mala intención. Simplemente ven una oportunidad. Y tú les diste todas las herramientas para aprovecharla… sin darte cuenta.
Elon Musk acaba de anunciar la creación de su propio partido político en EE. UU., harto del sistema tradicional. Lo ha llamado “America Party”.
¿Te suena? Es lo mismo que hacen muchos empleados cuando se sienten frenados, ignorados o simplemente más inteligentes que el jefe. Se fabrican su propio sistema. Y compiten contigo.
Un CRM no es para “espiar” a tus comerciales. Es para proteger a tu empresa de la fuga de talento y de clientes.
Porque si mañana se van (y puede pasar), necesitas que el sistema siga funcionando. Que alguien nuevo pueda tomar el relevo sin que se pierda la información.
Y lo más importante: que los clientes sigan sintiéndose bien atendidos.
Hoy en día, el activo más valioso de una empresa no es su producto. Es su información.
Si no sabes quién es tu mejor cliente, qué necesita y cuándo va a comprar de nuevo… entonces ese cliente no es tuyo.
Y si toda esa información está en la cabeza de tu comercial… tampoco lo es.
No esperes a que se marche para reaccionar.
Instala un sistema que te proteja hoy.
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