No hace falta que un comercial se lleve sobres con dinero para que estés perdiendo clientes.
Hay otra forma más sutil de corrupción. Y pasa cada día en empresas que confían demasiado en su equipo… sin comprobar nada.
Se llama descontrol. Y se cobra caro.
Un jefe que se fía. Un empleado que actúa por libre. Un sistema que nadie usa. Y cuando ese comercial se va, se lleva media empresa en el bolsillo.
“Nadie sabía nada de sus clientes. Todo estaba en su cabeza. O en su agenda. O en su WhatsApp.”
A veces huele a esto:
Y tú, como jefe, dependes más de la memoria de tu equipo… que de los datos reales.
Lo ves venir, pero no quieres aceptarlo. Hasta que ocurre:
Y de repente descubres que toda tu estrategia era humo.
No es magia. Es control.
Un sistema que obliga (sí, OBLIGA) a registrar llamadas, seguimientos, acuerdos y clientes. Sin excusas. Sin perder tiempo.
Porque cuando hay sistema, hay empresa.
Una empresa industrial con 12 empleados. El comercial estrella se va. Dicen que estaba quemado. Descubren que negociaba con 11 clientes... y no había rastro de esas conversaciones.
¿El resultado? 3 contratos perdidos. 2 meses de caos. Y un golpe directo a la moral del equipo.
Hoy trabajan con CRM SENCILLO. Cada paso queda registrado. Cada venta, bajo control.
Hay jefes que no se enteran de lo que hacen sus empleados. Y hay otros que se hacen los tontos.
En ambos casos, el precio lo paga la empresa.
¿Te pasa a ti también?
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