Esta semana se ha anunciado un acuerdo entre universidades para establecer una estructura común en los exámenes de Selectividad.
Una idea sensata, necesaria… pero sin efectos reales.
Porque no será obligatoria.
Y porque ya hay comunidades que han dicho que no la aplicarán.
¿El resultado?
Todo sigue igual. Cada uno con su fórmula.
Y el caos, vestido de normalidad, sigue sentado a la mesa.
Esta escena no es exclusiva del sistema educativo.
Se repite a diario en muchas empresas.
Cada uno con su método = Nadie con el control
Si tu equipo comercial está trabajando así:
— Unos con su Excel.
— Otros con una app que alguien recomendó.
— Otros, directamente, con una libreta.
Entonces no tienes un sistema. Tienes una colección de atajos que no encajan entre sí.
Y eso no es eficiencia. Es una bomba de relojería.
Las consecuencias que no se ven… hasta que es tarde
No tener un sistema común:
❌ Multiplica los errores.
❌ Hace imposible medir bien los resultados.
❌ Impide saber qué funciona y qué no.
❌ Te deja vendido si una persona clave se va.
Además, crea una sensación de “todo va bien” que es pura ficción. Como esas casas que parecen en orden… hasta que abres un armario.
La falsa autonomía que sale cara
Muchos gerentes permiten esta dispersión porque creen que dar libertad a cada comercial es una forma de motivar.
Pero la verdadera libertad empieza cuando las reglas básicas están claras para todos.
Cuando hay un sistema que recoge cada contacto, cada oportunidad, cada seguimiento. Que no depende de la memoria ni de la buena voluntad.
Eso no resta libertad. Resta incertidumbre.
Cómo recuperar el control sin crear rechazo
La solución no es imponer.
Es facilitar.
Un buen CRM no es un castigo. Es una herramienta que hace el trabajo más fácil para todos. Que unifica sin complicar. Que aporta claridad sin burocracia.
CRM SENCILLO fue diseñado con esa idea.
Que lo entienda cualquiera.
Que lo use cualquiera.
Y que no dependa de nadie.
Un caso real: la reunión donde nadie tenía los mismos datos
Una empresa industrial nos llamó porque sus informes de ventas no coincidían nunca.
En una misma reunión, tres personas daban tres cifras diferentes del mismo cliente.
No era un problema de actitud. Era un problema de sistema.
Instalaron CRM SENCILLO, y en dos semanas el caos desapareció. Hoy tienen visibilidad, trazabilidad y tranquilidad.
Y lo mejor: el equipo no quiere volver a lo de antes.
Conclusión: la sencillez es la nueva estrategia
No necesitas un CRM complejo.
Necesitas uno que funcione.
Que unifique.
Que simplifique.
Que te devuelva el control.
Porque si cada uno sigue haciendo las cosas a su manera, el caos no solo se quedará… se multiplicará.
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